Declaraciones comunes usadas para promover el diezmo.
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Tenemos una relación comple- tamente diferente y mejor con Dios que la que tuvo Abraham. Ella nos llama a una forma de vivir y dar completamente diferente: guiada por el Espíritu y diseñada única e individual- mente para cada persona.
Considere las diferencias entre un creyente en Jesucristo y Abraham:
Vea las Notas de las referencias escriturales por cada declaración.
Durante la Ley, el diezmar era parte del sistema de Dios para proveer a los sacerdotes, a los Levitas, y a los pobres de Israel. Pero era solo una parte del programa financiero bajo la Ley. Hubieron muchas otras dádivas, ofrendas, sacrificios, y mandamientos financieramente orientados que fueron incluidos en ese sistema. La percepción general del diezmo durante la Ley es simplista e inexacta. La mala interpretación contribuye a la conclusión equivocada de que los cristianos deben diezmar hoy en día.
Diezmar bajo la Ley no era un simple 10 por ciento. Hubieron muchos otros detalles. Mucha gente interpreta la Ley para significar que se requerían dos clases separadas de diezmos. Algunos creen que realmente eran tres. También hubieron instrucciones especiales para la administración del diezmo basados en modelos cíclicos. Había un ciclo de tres años, un ciclo de siete años, y un ciclo de cincuenta años.
Diezmar bajo la Ley no era un directo 10 por ciento de cualquier o de toda fuente de incremento financiero. La ley por su naturaleza es específica. La Ley específicamente definía el “diezmo” y el proceso de “diezmar”. Debía venir de la tierra. Era sobre el incremento del campo, de los viñedos, árboles, rebaños, ganado, y miel de las colmenas. (Lev 27:30, 32; Dt 12:17; 14:22,23; 2 Cró 31:5,6; Neh 10:37; 12:44; 13:5,12)
La escritura es clara en cuanto a que el diezmo no era un principio universal durante la Ley. El “diezmo” era la décima parte de las cosas designadas y nada más. La amplia variedad de otras actividades comerciales y fuentes de ganancia financiera que eran parte de la economía, como el trabajo, comercio, servicios profesionales, emprendimientos comerciales, rentas, y herencias, no estaban incluidas. Si Dios hubiese querido incluirlos los hubiera nombrado específica o representativamente o lo hubiera dicho claramente que toda fuente de ingreso estaba incluida. Cuando Dios dice cualquiera, cada, o todo, significa precisamente eso. La Ley permitía la ofrenda voluntaria de otras fuentes pero no eran el “diezmo” y no fueron llamados el “diezmo”.
Los botines de la batalla tampoco fueron incluidos en la ley del diezmo. En Números 31 los hijos de Israel pelearon a los Madianitas, y el Señor dio a Moisés instrucciones especiales acerca del botín que habían tomado. Si el diezmar era un principio universal y eterno en el reino de Dios, entonces no se hubiera necesitado ninguna instrucción especial. En vez de eso, al pueblo simplemente se le hubiera dicho que traigan el diezmo. Pero Dios les dijo que hagan algo muy diferente. Había cuatro categorías en las cuales debían ser divididas de cierta manera: ovejas, ganado, asnos, y mujeres vírgenes. El botín del oro y joyas no fueron incluidos en las ofrendas ordenadas.
Todo el botín de las primeras cuatro categorías fueron divididos por la mitad. La mitad fue para los hombres que fueron a la batalla, y la otra mitad al resto de la congregación. De la mitad que correspondía a los guerreros, una parte de quinientas (1/500) fue dado a Eleazar el sacerdote para la ofrenda mecida al Señor. De la mitad que correspondía a la congregación, una parte de cincuenta (1/50) fue dada a los Levitas. Así que el sumo sacerdote obtuvo un décimo del 1 por ciento del total del botín y los Levitas obtuvieron el 1 por ciento del total del botín.. Estas fueron instrucciones especiales del Señor y no tienen nada que ver con el 10 por ciento.
Los hombres que pelearon en la batalla estuvieron agradecidos de que ningún israelita haya perdido la vida; así que también trajeron una ofrenda voluntaria al Señor de joyas, oro, brazaletes, anillos, aros, y ornamentos. No hubo ningún porcentaje o cantidad. De todo lo requerido y voluntariamente ofrecidos del botín de esta batalla, nada fue incluido en la Ley relativo al diezmo. Este pasaje de la escritura es una confirmación extra de que el diezmo no es un principio universal en el reino de Dios, y que Abraham no estaba siguiendo algún principio universal no escrito cuando dio el diezmo del botín a Melquisedec.
Las primicias fueron otra clase de ofrenda bajo la Ley. Era una ofrenda diferente al diezmo, basada en un concepto diferente. Mucha gente usa el término primicia incorrectamente, como si fuera sinónimo de diezmo. Esa es la fuente de mucha confusión y enseñanzas incorrectas. El pueblo sabe que Dios debe ser siempre el primero. Y debido a que confunden primicias con el diezmo, ellos creen que el diezmo es un principio eterno para poner a Dios primero.
Actualmente, poner primero a Dios es una mala interpretación en sí misma. Si algo es primero significa que algo más es segundo, y lo que sea que fuese primero es solo uno más de otros. En el Nuevo Pacto, Dios es el primero, el último, y todo lo que haya en medio. El es lo único. Es el todo en todos. No hay nada más. En Cristo todo es dedicado a Dios y todo es usado para su propósito eterno. La noción de poner primero a Dios es inferior para el hombre del Nuevo Pacto; Cristo es todo para él y todo lo que hace lo hace en Cristo. Cualquier cosa menos que eso no tiene lugar.
Cuando la gente trata de poner primero a Dios, ellos terminan con una serie de reglas y principios de cómo eso debe ser hecho. Si ellos dejan que Dios sea lo que él quiere ser, la fuente de todo en sus vidas, ellos estarán libres de seguir al Espíritu Santo sin consideración a ninguna regla de cómo ponerlo primero o cómo ser un buen cristiano.
La Ley fue una unidad indivisible. Era un comprensivo juego de instrucciones para regular la nación de Israel en cada nivel; personal, familiar, comunal, y nacional. Un error común en la iglesia es creer que ciertas partes de la Ley pasaron, pero que otras partes todavía son pertinentes a nosotros. Las escrituras del Nuevo Testamento dejan bien en claro que si uno se pone bajo cualquier parte de la Ley, entonces está bajo toda la Ley.
Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. (Stgo 2:10)
Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. (Gál 5:3)
Diezmar durante la Ley no tiene nada que ver con la vida del Nuevo Pacto. Todos los mandamientos, instrucciones, exhortaciones, bendiciones, y maldiciones relativas al diezmo durante la Ley fueron para el pueblo que estuvo bajo la Ley. Ellas no son para la iglesia. Es incorrecto tomar las Escrituras que fueron dadas a Israel cuando ellos vivieron bajo la Ley de Moisés y usarlas para enseñar diezmo a los cristianos. Trae confusión espiritual y debilidad dentro de la iglesia. Eso es lo que se hace cada vez que alguien lee Malaquías 3:10: “Traed vuestros diezmos al alfolí…” o declara “el diezmo es del Señor” (Lev 27:30), para el propósito de convencer al pueblo a diezmar. Diezmar es una de las doctrinas de la iglesia que se contradice a sí misma por estar basada en Escrituras que son tomadas fuera de contexto.
Durante la Ley había una diferencia entre las ofrendas voluntarias y aquellas que eran requeridas. El diezmo, el cual era requerido, no era realmente una dádiva u ofrenda. Era un impuesto. Las ofrendas voluntarias eran expresiones voluntarias de amor a Dios que venían del corazón.
Y cuando ofreciereis sacrificio de acción de gracias a Jehová, lo sacrificaréis de manera que sea aceptable. (Lev 22:29)
En Exodo tenemos el relato de una ofrenda voluntaria que fue recibida con el propósito de construir el tabernáculo y todas sus cosas. Fue completamente voluntaria.
Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda. (Éx 25:2)
Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado:
Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová… (Éx 35:4–5a)
En Exodo 35:21–29 el pueblo comenzó a traer sus ofrendas, y podemos sentir el gozo de la ocasión.
Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras.
Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda de oro a Jehová.
Todo hombre que tenía azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, o pieles de tejones, lo traía.
Todo el que ofrecía ofrenda de plata o de bronce traía a Jehová la ofrenda; y todo el que tenía madera de acacia la traía para toda la obra del servicio.
Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino fino.
Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra.
Los príncipes trajeron piedras de ónice, y las piedras de los engastes para el efod y el pectoral, y las especias aromáticas, y el aceite para el alumbrado, y para el aceite de la unción, y para el incienso aromático.
De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra, que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen, trajeron ofrenda voluntaria a Jehová. (Éx 35:21–29)
Las ofrendas continuaron mientras el pueblo traía más y más cada mañana.
Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana. (Éx 36:3b)
Finalmente ya hubo demasiado y el pueblo tuvo que parar de dar.
Y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba. (Éx 36:5–7)
Esa era la gracia de Dios operando. Era una vista anticipada de la era que ahora estamos viviendo y cuánto mejor es. La gracia siempre sobrepasa a la Ley, cada vez, en toda manera. El enfocarse de la iglesia en el diezmo es contraproducente. Ni las amenazas ni las promesas que van con el mensaje de diezmar pueden motivar al pueblo a dar más que lo que haría un corazón lleno de gracia.
La iglesia anhela el día en que al pueblo se le diga que pare de dar, el día en que haya más que suficiente para suplir cada necesidad. Ese día vendrá cuando la mentalidad del diezmo se vaya y la gracia pura reine en los corazones de los creyentes. Los cristianos abrirán su corazón y no retendrán nada para el servicio de Dios cuando ellos vean la verdad de lo que Dios ha hecho por ellos en Cristo solo por gracia.
Diezmar es una tradición que causa al pueblo el leer la Biblia con prejuicio y por ende llegar a las conclusiones erróneas. Muchos de los que dicen que el diezmo es aún para “después de la Ley”, no se dan cuenta cuando terminó la Ley y cuando empezó el Nuevo Pacto. Algunas de las Escrituras que ellos piensan que fueron después de la Ley, realmente fueron durante la Ley. Hay una referencia del diezmo que es verdadera después de la Ley, pero es parte de un largo argumento en el libro de Hebreos que ha sido leído al descuido, mal interpretado, y mal aplicado. No es enseñar diezmo a la iglesia del Nuevo Testamento.