Declaraciones comunes usadas para promover el diezmo.
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Tenemos una relación comple- tamente diferente y mejor con Dios que la que tuvo Abraham. Ella nos llama a una forma de vivir y dar completamente diferente: guiada por el Espíritu y diseñada única e individual- mente para cada persona.
Considere las diferencias entre un creyente en Jesucristo y Abraham:
Vea las Notas de las referencias escriturales por cada declaración.
El diezmo no es para la iglesia. Nunca fue designado para el hombre y la mujer que hayan nacido de nuevo y sido llenos del Espíritu Santo. Está considerado de ser una marca de compromiso espiritual, pero no es algo espiritual. Al diablo no le importa el diezmo. El da la bienvenida a cualquier cosa que nos va desviar la atención de la verdad en Cristo.
Diezmar es un asunto emocional y apasionadamente proclamado de ser muchas cosas: una ley eterna de Dios, un principio divino de prosperidad, un asunto de honor, una responsabilidad financiera, una expresión de gratitud, y un acto de obediencia. Cada una de estas posiciones se la hacen en completa sinceridad, pero para un creyente nacido de nuevo en Jesucristo, que vive bajo el Nuevo Pacto, todas ellas están sinceramente equivocadas.
La cruz de Jesucristo no solo establece un Nuevo Pacto, también dio nacimiento a una nueva clase de persona espiritual. El nuevo hombre en Cristo está en una nueva dimensión espiritual y se relaciona a Dios de una manera que es totalmente diferente a cualquiera que haya vivido antes de la cruz. La iglesia ha errado en entender la nueva forma de vida que Dios inició en Cristo. El diezmo es solo un aspecto del error, pero es altamente enfatizado y crea una gran distracción de la verdad.
La mayoría de las iglesias hoy en día viven por el modelo del Viejo Pacto y de ahí su perspectiva espiritual o marco teológico de pensar o relacionarse a Dios. Si bien dicen que no están bajo el Viejo Pacto, la mayoría de los cristianos están tratando de relacionarse a Dios desde una perspectiva que está basada en el Viejo Pacto. Toman todas las cosas que saben acerca de Jesús y tratan de ajustarlas en patrones espirituales que ven en los libros del Antiguo Testamento de la Biblia.
La iglesia necesita hacer un completo desplazamiento del modelo de la forma de pensamiento y vida del Viejo Pacto a la manera del Nuevo Pacto. Mezclar los dos no funciona. Es como poner vino nuevo en odres viejos. El resultado es un sistema de religión que no funciona, el cual la mayoría de la gente considera ser normal en la Cristiandad; pero esa no fue la intención de Dios. Diezmar es una manera en que los cristianos erróneamente tratan de expresar su nueva naturaleza en Cristo a través de un sistema obsoleto de adoración y mayordomía financiera.
Diezmar no es parte del Nuevo Pacto. Hay muchas razones escriturales del porqué no es, porqué no puede ser, y porqué el plan de Dios para dar en el Nuevo Pacto es muy superior en todo aspecto. Diezmar no es un principio eterno o mandato de Dios a ser seguido hoy en día. Ha sido malinterpretado de ser esas cosas porque la iglesia ha errado en comprender la nueva manera de vivir que empezó en la resurrección.
Diezmar es una forma carnal de vivir. Es una regulación externa. No se origina en la naturaleza espiritual de un creyente nacido de nuevo en Cristo Jesús. Usted no tiene que ser espiritual para diezmar. Mucha gente que no ha nacido de nuevo diezma. Algunas personas lo hacen por razones honorables, pero eso no quiere decir que sea lo correcto, y no excusa a la iglesia por enseñarlo. La iglesia se daña a sí misma y al reino de Dios en la tierra perpetuando una mentalidad que mantiene carnales e inmaduros a los cristianos.
No es sorpresa que la mayoría de las iglesias viven en un nivel espiritual bajo. El Nuevo Testamento tiene mucho que decir sobre los cristianos carnales, siendo aún bebés, y con necesidad de crecer espiritualmente. Los mismos asuntos que dañaron a la iglesia del Nuevo Testamento aún están presentes hoy en día.
Una de las causas principales de un Cristianismo de bajo nivel es que la iglesia ha seguido patrones de vida del Viejo Pacto. La iglesia ha enfocado su atención en aprender y aplicar principios, en vez de conocer a Jesucristo, morar en él, y expresar su vida por el poder del Espíritu Santo. Por eso es que está tan alejada de los estándares bíblicos del Cristianismo. La iglesia en Jerusalén, en el libro de los Hechos, estaba fuertemente afianzada en la mentalidad tanto en la Ley de Moisés como en el Viejo Pacto. Así es también la iglesia hoy en día. La mente religiosa carnal está afectada con modelos del Antiguo Testamento y basada en eso se vuelven adictas a un modo de vida carnal.
Diezmar no es una amenaza al reino de las tinieblas. El diablo sabe que la iglesia tendría mucho más poder, así como dinero, si los cristianos fuesen enseñados como vivir como hijos de Dios, que están en unión espiritual con Jesucristo. El también sabe que los cristianos pueden crecer espiritualmente y empezar a reinar en vida si la confusión que viene del mezclar los modelos del Viejo pacto y el Nuevo Pacto se remueven de la iglesia. Eso le asusta más que el incremento de dinero que fluirá en la iglesia si la mentalidad del diezmo fuese abandonada.
De una leyenda griega tenemos la historia de la guerra de Troya. Los griegos sitiaron a la ciudad de Troya por diez años. Fallando en tener éxitos por medio de ataques directos, diseñaron una brillante estrategia. Abordando sus barcos y partiendo de ahí, dejaron atrás un inmenso caballo de madera lleno de soldados. Los troyanos metieron el caballo dentro de la ciudad, pensando que les daría un poder especial. Esa noche los soldados griegos salieron del caballo y atacaron la ciudad. Troya fue conquistada.
Así es como Satanás obra contra la iglesia. El no puede vencer por medio de ataques directos, así que usa el engaño. Victoria y poder vienen a los creyentes a través de permanecer en Cristo con fe en sus obras ya terminadas. La estrategia de Satanás es llamar la atención de los creyentes en otras cosas que prometen resultado pero que no pueden cumplirse. El caballo de madera del diablo está hecho de leyes, reglas, principios, formulas, y otras maneras de vivir prestadas del hombre que no están en unión espiritual con Jesucristo. Diezmar es una de ellas.
Ciertamente hay algún valor en entender principios bíblicos, aun aquellos que no conocen a Dios se pueden beneficiar de ellos. Pero la iglesia ha continuado en relacionarse a Dios en la manera del hombre del Antiguo Testamento, quienes no eran nacidos de nuevo y recreados espiritualmente en unión con Cristo. La iglesia ha exaltado principios bíblicos para tomar el lugar de Jesucristo porque no sabe como permanecer en Cristo y vivir de acuerdo a su nueva naturaleza interior.
El conocimiento de principios bíblicos se ha convertido para los cristianos en un ídolo en el cual confiar y vivir su vida de acuerdo a ellos, en vez de edificarse en la persona de Cristo, que vive dentro de ellos. La iglesia ha sido enseñada a depender de principios. Eso la ha privado de conocer a Jesús y entrar en la gloriosa vida en él y que está disponible aquí en la tierra.
Jesús no vino a la tierra a darnos una buena vida basada en principios bíblicos. El vino a darnos vida—su propia vida y naturaleza divina, con energía propia, y resucitada—a través de una unión viva con él. Una forma de vida que se concentra en leyes, reglas, y principios, es carnal y no puede producir o experimentar lo que Jesús ha prometido. Diezmar es una manera carnal de vivir. No puede producir la vida gloriosa que Dios proveyó para nosotros en Cristo.
Muchos cristianos están satisfechos a vivir como el hombre natural, siguiendo leyes, tratando de agradar a Dios, y buscando bendiciones. Pero ese no era el plan de Dios. El quería elevarnos a un lugar en que seamos realmente hijos en su familia, sentados a su diestra. Y él lo hizo a través de la cruz.
La sangre de Jesús fue la redención perfecta, por el cual el Padre nos trata como si fuésemos perfectos, como si fuésemos Jesús. La resurrección de Jesús fue nuestra resurrección a un destino eterno entronado con él a la diestra del Padre. La vida dentro nuestro por la cual vivimos es Jesús mismo. Ahora vivimos y nos relacionamos con el Padre idénticamente como Jesús porque somos un espíritu con él.
La vida que Jesús dio a la iglesia no puede ser expresada en palabras, pero puede ser observada en acciones. Sus seguidores vivieron y murieron para compartir la vida que ellos recibieron. Caminos peligrosos, mares bravíos, prisiones sucias, y escasas raciones no los detuvieron. Golpizas, latigazos, y apedreamientos, probaron que había algo en ellos que era más grande que cualquier obstáculo que hayan encontrado.
La vida que dio poder a la iglesia para ir y predicar el evangelio también los empujaba a no escatimar recursos con tal de lograr el objetivo. Aquellos que no llevaban el mensaje vivían para enviar a otros. Su dar no era motivado por incentivos de ganancias terrenales ni por temor o castigo divino. Los seguidores de Jesús eran hijos de su Padre en los cielos, demostrando eso por sus acciones. Dios ahora estaba viviendo en el hombre, expresando su naturaleza a través de ellos. Leyes y principios de dar no eran necesarios. El amor ya estaba en control. Diezmar era irrelevante. Era débil y mendigante comparado a la gloria de Dios en operación.
¿Dónde se perdió la gloria? ¿Cómo llegamos al lugar donde estamos ahora? Esa es una larga y complicada historia. Hubieron muchos desvíos y curvas en este camino, muchos trucos y trampas y artimañas de un engañador. En el proceso muchas otras cosas fueron tejidas en la tela del cristianismo. Diezmar fue una de ellas. Pero Jesucristo está obrando en su iglesia para hacerla gloriosa. La está llevando a un lugar de madurez y autoridad, y la mentalidad del diezmar debe ser removida.
Mucha gente dice: “El Diezmo vino antes de la Ley, durante la Ley, y después de la Ley”. Esa declaración viene del tomar todas las referencias del diezmo fuera de contexto, enrollándolas juntas, y creando una doctrina defectuosa. Los siguientes capítulos examinarán lo que realmente dice la Biblia acerca del diezmo, algunas de las malas interpretaciones comunes, y el nuevo modelo de Dios del dar y ser mayordomos financieros para el Nuevo Pacto.