Declaraciones comunes usadas para promover el diezmo.
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Tenemos una relación comple- tamente diferente y mejor con Dios que la que tuvo Abraham. Ella nos llama a una forma de vivir y dar completamente diferente: guiada por el Espíritu y diseñada única e individual- mente para cada persona.
Considere las diferencias entre un creyente en Jesucristo y Abraham:
Vea las Notas de las referencias escriturales por cada declaración.
Si usted se ha unido a Jesucristo a través de la fe, habiendo nacido de nuevo por el poder del Espíritu Santo, entonces usted es un hijo de Dios. Esa es su realidad y lo que define conscientemente su identidad. Usted no está esperando ser un hijo de Dios cuando vaya al cielo; usted es un hijo de Dios ahora.
Amados, ahora somos hijos de Dios. (1 Jn 3:2a)
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! (Gál 4:6)
Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo. (Flp 2:15)
Ser un hijo de Dios es más que una forma de hablar o una doctrina religiosa. A través de la unión con Cristo usted ha sido recreado y renacido espiritualmente. Usted ha sido elevado al lugar actual de hijo dentro de la familia de Dios, compartiendo la vida, herencia, y posición de Jesús con el Padre. Saber este hecho es una necesidad absoluta para entender el Nuevo Pacto y la vida en Cristo.
Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. (1 Cor 1:9)
Fiel es Dios, a través de quien ustedes fueron divinamente llamados a una participación conjunta con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. (1 Cor 1:9, Wuest)1
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. (1 Jn 3:1)
Jesucristo es la única definición de hijo que Dios conoce. El fue el modelo para todos los hijos que Dios recibe a través suyo en cualquier tiempo. Como hijo de Dios en Cristo, usted ha venido a ser la clase de hijo que Jesús es. Usted viene al Padre por medio de Jesús y entra en la relación a través de una unión espiritual. La obra consumada de Jesús en la cruz se le acredita a usted y usted nace de nuevo en él. Su vida e identidad espiritual se vuelven suya. La relación de Jesús con el Padre se vuelve su relación. Usted debe vivir y caminar con el Padre como lo hace Jesús.
El objetivo del Padre es traer muchos hijos a la madurez y su estándar para eso es la estatura plena del Jesucristo resucitado.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Rom 8:29)
Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Ef 4:13)
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. (Rom 8:19)
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. (Heb 2:10)
El nuevo vino no puede ser contenido en odres viejos. Su nueva relación con Dios, como hijos por medio de Jesucristo, no puede ser expresada a través de las viejas formas de vida vigentes antes de la resurrección. La vida en Cristo no funciona por seguir el camino de hombres que no nacieron de nuevo. Fue designada para ser vivida desde la perspectiva del Cristo resucitado: siendo un hijo de Dios, sentado a la diestra del Padre, perfeccionado en justicia, viviendo por una naturaleza interior en vez de por regulaciones externas. Esta es la llave para entrar en el glorioso destino prometido por Dios.
Los hijos de Dios viven por la vida y el poder de Cristo que mora en ellos, no por un sistema religioso de recompensas y castigos que están diseñados a controlar su comportamiento. La Ley era un sistema de recompensas y castigos. Era una restricción externa. No pertenece a los hijos.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. (Rom 8:14)
Los hijos de Dios apoyan la obra de Dios en la tierra sin la amenaza de maldiciones o el incentivo de bendiciones. Ellos hacen la voluntad de Dios porque es su naturaleza. Ellos viven como Jesús hubiese vivido en la tierra porque él está viviendo en ellos.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; (Gál 2:20)
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Flp 2:13)
Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí. (Col 1:29)
Los hijos de Dios tienen la naturaleza del Padre. También comparten sus objetivos. Viven para complacer Sus deseos, no algo separado de ellos mismos. Por eso es que no necesitan leyes, reglas, ni principios para poder dar. No necesitan un estándar del 10 por ciento porque ya se han comprometido el 100 por ciento. No necesitan ser coaccionados en poner primero en su vida los asuntos de Dios porque ellos ya nacieron con este propósito en su corazón. No están encerrados en rutinas sin sentido como el diezmar porque tienen el Espíritu de Dios en ellos el cual es más grande y sabio que cualquier sistema genérico de dar. El diezmo y todas sus reglas asociadas son irrelevantes e innecesarias.
Los niños y los sirvientes no pueden vivir como hijos y nunca sabrán el poder ni la gloria de ser un hijo. A ellos se les tiene que decir que hacer. Tienen que ser regulados y monitoreados por otros. Ellos tienen que tener leyes que les dirijan y castigos que los reprueben. Tienen que tener recompensas que los motiven. No se interiorizan en el objetivo de la familia así que tienen que ser tratados como jornaleros. Los niños, especialmente, buscan solamente lo suyo. Su afecto está sobre los asuntos terrenales y su beneficio personal. La voluntad del Padre aun no ha venido a ser la suya.
Muy pocos en la iglesia tienen un entendimiento de ser algo más que un niño o un sirviente. Ambas perspectivas son mentalidades del Viejo Pacto que se volvieron obsoletas en la resurrección. La iglesia no ha comprendido el mensaje que Jesús nos ha dado a través del apóstol Pablo. Así que la iglesia continúa modelándose según los ejemplos de fe del Viejo Pacto. La mayoría de las enseñanzas sobre el dar apelan a los cristianos como niños o sirvientes y continúan manteniéndolos en bajo nivel espiritual.
Los hijos de Dios tienen el poder de prosperar financieramente por la gracia de Dios la cual está sobre ellos a través de su unión con Cristo. Mientras sigan al Espíritu Santo y hagan la voluntad de Dios, ellos van a prosperar. Tienen el poder de tener éxito en cada área de su vida por medio de Cristo que vive en ellos. Pero deben ser enseñados en la verdad para que vivan como Dios ha diseñado que lo hagan.
Los hijos de Dios tienen la misma relación con el Padre que Jesús tiene. Debido a que diezmar no es parte de la relación de Jesús con el Padre, ahora que él ha resucitado, no es parte de su relación. Debido a que ellos son uno con Jesús, tampoco le pagan el diezmo a él. Ellos son copropietarios de todas las cosas conjuntamente con Cristo por medio de una unión espiritual. El diezmo fue ordenado para tener una clase diferente de relación con Dios, no como hijos.
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. (Gál 4:7)
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo. (Rom. 8:17a)
La fuente de vida y motivación para los cristianos es Cristo que vive en ellos.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; (Gál 2:20a)
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Flp 2:13)
Proverbios 6:6–7 dice que la hormiga no tiene guía, director, o gobernador, y con todo prepara comida en verano y almacena su alimenta en graneros. La hormiga tiene una naturaleza interior dada de Dios que dirige su vida. Cuánto más debiera un cristiano cuyo Dios vive dentro suyo, que ha renacido con la misma naturaleza divina de Dios, estar capacitado a ser guiado por el Espíritu Santo en su dar en vez de necesitar seguir leyes y mandamientos externos como el diezmar.
Los niños necesitan la Ley. Eso es que Gálatas 4:1–3 dice:
Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el Padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. (Gál 4:1–3)
Pero el mensaje de Gálatas 4:4–5 es que en Cristo no somos más niños, sino hijos maduros:
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. (Gál 4:4–5)
Los cristianos van a ser inmaduros en tanto sean tenidos bajo la Ley. Seguir las leyes los mantendrá sin aprender como seguir la guía del Espíritu Santo. Para que ellos crezcan, alguien debe quitar las cosas carnales en las cuales ellos confían para que dirijan su vida.
Muchos años atrás oí una historia acerca de un grupo de niños en un campo de juego próximo a una calle muy transitada. En tanto que la cerca estuviese en pie ellos se sentían seguros de correr y jugar donde sea. Cuando se quitó la cerca, se juntaron todos juntos cerca del edificio debido al miedo. Los predicadores a menudo usan estas historias para hacer analogías que promueven la necesidad de leyes religiosas en nuestras vidas. Si usted cree que los cristianos deben ser siempre inmaduros espirituales entonces esa conclusión será la correcta. Sin embargo, los adultos no van a reaccionar de esa forma y ese es el mensaje en Gálatas 3 y 4.
Dios lo creó a usted para que sea una gloriosa demostración de su vida y naturaleza a este mundo. Usted es un hijo de Dios como Jesús. Usted es una nueva creación única y vibrante en él. Usted no fue diseñado a vivir como una oveja muda que no puede hacer nada sino seguir leyes y obedecer órdenes de otras personas. Usted tiene una relación directa y personal con Dios. Usted tiene una naturaleza nueva que puede ser guiada por el Espíritu Santo para cumplir los propósitos de Dios sin necesidad del diezmo.
La doctrina del diezmo distrae a la gente de la naturaleza real de nuestra relación con Dios: una unión orgánica espiritual y un compromiso del cien por ciento. También los desconecta de la dimensión donde pueden ser guiados y recibir el poder del Espíritu Santo. Usted no puede vivir en su nueva naturaleza en Cristo mientras está tratando de seguir regulaciones externas como el diezmar. La gloriosa vida de Cristo a la que usted fue creado para disfrutar viene de ser una expresión de Cristo en la tierra, no por seguir leyes, reglas, y principios.
Rompa las cadenas del bajo nivel espiritual y de esa mentalidad como la de diezmar y empiece a ser quien usted realmente es debido a la naturaleza de su hombre interior. Deje que Jesucristo viva a través suyo. Posea el beneficio total de la obra consumada por Cristo en la cruz y su posición con él a la diestra del Padre. Tome su palabra y defina su vida de acuerdo a eso. Deje que se establezca su identidad. Deje que gobierne su propia imagen, sus relaciones, sus planes, y sus acciones. Acepte lo que Dios ha hecho por usted en Cristo y entre en eso. Dios planeó y realizó todo eso con ese propósito.