Declaraciones comunes usadas para promover el diezmo.
Clic en el ítem para leer la perspectiva En Cristo.
Tenemos una relación comple- tamente diferente y mejor con Dios que la que tuvo Abraham. Ella nos llama a una forma de vivir y dar completamente diferente: guiada por el Espíritu y diseñada única e individual- mente para cada persona.
Considere las diferencias entre un creyente en Jesucristo y Abraham:
Vea las Notas de las referencias escriturales por cada declaración.
Este libro es acerca de hacer un cambio de una manera de vida carnal y obsoleta a una manera de vida espiritual en Cristo, basado en el Nuevo Pacto. Es acerca de vivir como una persona que está unida a Cristo en vez de una persona que está separada de Dios. Es acerca de entrar en un lugar de libertad en Cristo para ser guiados por el Espíritu de Dios. Diezmar es solo un aspecto de la vieja manera carnal de pensar y relacionarse con Dios, pero es un gran obstáculo que hay que remover. El Espíritu Santo está llevando a la iglesia a un lugar de madurez en Cristo y aun tiene mucho más para ir.
Algunos puede que todavía digan: “A mi me gusta diezmar, funciona bien conmigo, ¿puedo hacerlo si es que quiero?” Desde luego, usted puede dar en la manera que quiera. Usted tiene la libertad en Cristo. El dar en el Nuevo Pacto es de acuerdo a 2 Corintios 9:7:
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 Cor 9:7)
Sin embargo, Dios le dio la libertad de manera a que usted pueda seguir al Espíritu Santo y vivir por la naturaleza divina de Cristo que vino a usted en el nuevo nacimiento. Sería un error desperdiciar esa oportunidad debido a continuar en las viejas maneras carnales de vivir, siguiendo el ejemplo de hombres que vivieron antes de la resurrección, que no pudieron nacer de nuevo a través de la fe en Jesucristo.
Tenemos una relación con Dios que escapa a la imaginación de las generaciones previas. Lo que Dios ha hecho por el hombre a través de Cristo fue la demostración suprema de su sabiduría y poder. Su elevación del hombre de la nueva creación en unión con Cristo, a un lugar a su diestra en los cielos, sobrepasa todas las esperanzas de los profetas que predijeron al Mesías por venir. La unión espiritual de Dios con el hombre y su presencia personal dentro suyo, a través del morar del Espíritu Santo, ha transformado la naturaleza de su relación con el hombre. Ha redefinido el significado de la vida que le agrada.
No podemos basar nuestra relación actual con Dios sobre el modelo del pasado. Fallaremos terriblemente si lo hacemos. Diezmar fue lo mejor que pudo haber sido hecho para la era en que fue ordenado. Dios estaba limitado por la naturaleza de la gente con quien él estaba obrando. Ellos no fueron renacidos espiritualmente. No tenían morando en ellos al Espíritu Santo para que los guíe individualmente. Tenían que ser controlados y dirigidos externamente. Tenían que ser gobernados por un sistema genérico de leyes y mandamientos.
Diezmar fue un sistema crudo de mayordomía: una ley para todos, donde sea, todo el tiempo. Dios estaba tratando con un pueblo no regenerado en el nivel de su más bajo denominador. El Espíritu Santo no estaba obrando directa y únicamente dentro de cada persona en cada situación. Que el cuerpo de Cristo retorne a un sistema espiritual primitivo de mayordomía financiera basada en el diezmo sería como rechazar el conocimiento de viaje en el espacio para retornar a un mundo de carros estirados por bueyes.
El Señor Jesucristo ahora trata con cada persona de su cuerpo directa e individualmente a través de la habilidad infinita del Espíritu Santo. El estratégicamente llama para contribuciones y participaciones de acuerdo a su infinito conocimiento y sabiduría. No hay dos personas idénticas y tampoco lo puede ser su forma de dar. Sus ingresos, sus pertenencias, sus habilidades, su lugar en el reino de Dios, y su conexión a la obra son todas diferentes. Su dar será también único. Los días de las leyes e instrucciones genéricas han terminado.
Dios es demasiado brillante para estar limitando al cuerpo de Cristo a un sistema de dar de “un tamaño le queda a todos”. Él es demasiado creativo para estar satisfecho con un reino de zánganos que caminan monótonamente al mismo paso, sin pensar, siguiendo un requerimiento externo como el diezmo. No hay dos plantas, animales, o siquiera copos de nieve, que sean idénticos en la creación de Dios. ¿Por qué habríamos de esperar que dos personas tengan la misma expresión de dar más de lo que podríamos esperar que tengan las mismas huellas digitales? ¿Por qué el dar debería estar regimentado bajo una ley indiscriminada que no tiene en cuenta la peculiaridad de cada persona y situación?
El Señor Jesucristo posee todos los recursos en posesión de cada creyente. El mantiene su derecho de acceso instantáneo, en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo. Su cuerpo fue diseñado para el máximo rendimiento cuando cada miembro responde a Su específica dirección. El mueve a su cuerpo y hace sus negocios a la velocidad de la inspiración. El opera ahora en esta dimensión más alta porque así puede instruir directamente a cada creyente debido al Espíritu Santo que está en cada uno.
Ya sea que diezme o no, el Nuevo Pacto presume que usted tiene un compromiso del cien por ciento con Dios. Eso significa que usted vive totalmente para él con todo lo que posee y usted busca seguir la dirección del Espíritu Santo. Así que aunque usted diezme, Dios espera que recuerde que el restante 90 por ciento aun le pertenece a él tanto como el 10 por ciento. Y espera que usted sea tan atento a su dirección acerca de cómo debe usarlo.
Si usted todavía siente que debe diezmar, usted debe preguntarse por qué. ¿Piensa usted que hay algo espiritualmente mejor acerca del diezmo o de ser un diezmador? ¿Piensa usted que hay algo especial acerca del 10 por ciento en el Nuevo Pacto? ¿Está usted aun sin certeza acerca de ser libre de todas las prácticas y porcentajes prefijados sobre el dar? ¿Tiene miedo que usted va a dejar de dar del todo si es que no se regula a sí mismo con algún tipo de ley? ¿Se siente usted nervioso si es que no tiene alguna forma concreta de juzgar si cómo lo está haciendo? ¿Siente que se va a sentir perdido o desorientado sin algo externo que lo guíe? ¿Se siente inseguro acerca de no tener la bendición de Dios, o su aprobación y protección si es que no diezma?
Todas estas preguntas se relacionan con asuntos espirituales fundamentales que son el corazón de la práctica del diezmo. Ya sea que una persona se dé cuenta o no, su vida diaria está siendo gobernada y dirigida por el modelo espiritual que ha adquirido. Influye en todo en su relación con Dios. Establece los límites de lo que puede hacer en y a través de ellos en esta vida. Continuar siguiendo el principio del diezmo cuando Dios ha establecido una nueva y más sublime forma de vivir, tendrá la tendencia de retenerlo en todas las otras maneras inferiores de vida que ahora han sido reemplazadas en Cristo. No es posible entrar en la plenitud de vida en Cristo como hijo de Dios cuando usted todavía está siguiendo formas de vida que fueron ordenadas para personas que no nacieron de nuevo.
El Señor Jesucristo resucitado es el único objetivo estándar de vida como hijos de Dios. El estado actual del cristianismo no retrata quienes somos y lo que tenemos en Cristo. La iglesia está haciendo lo máximo que puede y los líderes deben ser apreciados, pero no debemos dudar en cuestionar la doctrina que se nos ha estado dando. Debemos juzgarla a la luz de la palabra de Dios. Debemos seguir al Espíritu Santo mientras él guía a la iglesia a la estatura plena en Cristo.
En respuesta a la pregunta acerca de continuar diezmando como un asunto de libre albedrío, usted estará mucho mejor si purga su pensamiento de diezmar y todas las otras mentalidades de bajo nivel espiritual que están asociadas a ello. Vuélvase una persona resuelta y decidida en su pensamiento acerca del Nuevo Pacto y de su relación a Dios como hijo. Su vida espiritual recibirá poder mientras su mente es renovada a una realidad conciente de ser un hijo de Dios. Será transformado en una persona que es guiada y motivada por el Espíritu Santo. Usted se elevará al nivel de poder y autoridad que Dios ordenó para sus hijos.
En tanto su mente esté abierta a la posibilidad de que deba diezmar, también estará abierta a la debilidad, confusión, error, y ambigüedad. La carne tiene una interminable tentación de buscar algo seguro que pueda hacer para ganar más favores o bendiciones de Dios. La menta carnal, religiosa, gravita alrededor de leyes, principios, y sistemas de conducta que pueden ser hechos para mantener control sobre los eventos de la vida.
Toda la justicia de Dios, la salvación, las bendiciones, la gracia, y la aprobación, viene a nosotros a través de la muerte, sepultura, y resurrección de Jesús. El diezmo no puede ni agrega una sola cosa a la obra consumada de Cristo, por el contrario, la disminuye. Esa es una cosa muy dura de aceptar para la mente carnal y requiere de un compromiso constante de fe para estar prendido a esa verdad. En tanto que el diezmar sea una opción, la mente religiosa carnal la va a preferir y va a poner ahí su confianza.
Usted no necesita diezmar para prosperar espiritualmente. No necesita diezmar para prosperar financieramente. No necesita diezmar para recibir toda la provisión del pacto de Dios para salud y fortaleza. No necesita diezmar para obtener la completa bendición, favor, y protección de Dios sobre usted y su familia. No necesita diezmar para que se abran las ventanas del cielo. Usted ya está sentado con Cristo a la diestra del Padre en los lugares celestiales.
Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. (Ef 2:5–6)
Usted ya fue bendecido con toda la bendición que el cielo puede ofrecer.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. (Ef 1:3)
Pare de tratar de abrir las ventanas del cielo y deje que la bendición se derrame sobre usted. Pare de buscar algo que usted ya tiene. Crea que usted está sentado a la diestra del Padre y que todas las cosas son suyas en Cristo. Viva en la realidad de la obra consumada de Cristo y todo lo que eso incluye. Fe es la llave. Crea en la palabra de Dios y actúe de acuerdo a ella en la sabiduría del Espíritu Santo.
El Padre no ha retenido nada al Hijo y nosotros somos copropietarios de todo eso a través de nuestra unión con él. Esa es la gloria de la obra consumada en la cruz. Dios no tiene nada más que pueda darnos en retorno al diezmo y tampoco está buscando nada que no sea fe. Usted no necesita diezmar para tener parte alguna en la salvación total de Dios.
Diezmar es una expresión de devoción a Dios hecha por mucha gente sincera. Pero eso no cambia el hecho que sea parte de una mentalidad de un nivel espiritual bajo, obsoleto, y extinto que trae debilidad y confusión en la mente del cristiano. Se supone que debemos estar viviendo como hijos de Dios sobre la tierra y reinando en vida por Jesucristo. La mentalidad del diezmo oscurece la realidad de nuestra gloriosa relación y posición con Dios como hijos, entronados con Cristo a la diestra del Padre.
Cualquier confianza que los cristianos ganen por diezmar, es un engaño. Cualquier sentido de beneficio o ventaja que ellos sientan, es realmente la confianza de la carne en hacer una obra religiosa. Dios en su bondad a menudo honrará los errores sinceros. El responde a la fe. El puede bendecir a la gente cuando ellos están haciendo algo que requiera que ellos confíen en él. Su testimonio de bendición no es validación de la doctrina de ellos, es una prueba de la bondad de Dios y de su suprema relación con la fe. Ellos pueden tener alguna medida de bendición pero no el grado que deberían tener si ellos supieran la verdad y empezaran a vivir como hijos de Dios en Cristo.
Dios recompensa casi toda clase de fe que pueda encontrar, aun la misma fe mal dirigida que sinceramente sigue los patrones de adoración del Antiguo Testamento. La Biblia está llena de ejemplos que muestran la sobreabundante preeminencia que Dios da la fe. El hombre, en su mentalidad carnal natural, piensa que las obras y buenas acciones son la máxima prioridad para Dios. La doctrina del diezmo encaja bien con esa perspectiva carnal.
En el asunto de saber cuanto dinero dar a las iglesias o ministros, la respuesta es simplemente preguntar al Señor y hacer como él lo guíe. No es difícil ni complicado. El cristiano nacido de nuevo en Jesucristo ha sido creado de nuevo y diseñado a ser guiado por el Espíritu Santo; esto es tan natural para el creyente como respirar. No hay razón para tener miedo de cometer un error. Dios se agrada por la fe y es un acto de fe confiar que usted ahora es hijo de Dios a través de Jesucristo, que usted es completamente justo por su sangre derramada, y que ahora usted es guiado por el Espíritu Santo.
Cuando su doctrina esté limpia del diezmo y sanamente basada en la obra consumada de la cruz, usted entrará a un nuevo nivel de fortaleza, autoridad, y audacia espirituales. Usted experimentará una nueva dimensión de amor y gratitud hacia Dios por todo lo que él ha hecho por usted en Cristo. Usted empezará a gustar la gloriosa libertad de la verdadera vida en Cristo. Empezará a estar completamente vivo en Cristo porque para eso fue creado. Será el comienzo de un largo viaje de toda la vida hasta llegar a obtener la madurez de un hijo de Dios, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
El evangelio es el mensaje de la obra consumada de Cristo y nuestro compartir con él de su vida resucitada. Si nosotros predicásemos este mensaje veremos más fe, más compromiso, y más acción de parte de los cristianos. También veremos más dinero dado a sustentar la obra de Dios que el dinero que el mensaje del diezmo ha producido hasta ahora.
Por la gracia de Dios, dejemos las obsoletas mentalidades y patrones de vida que fueron dados a hombres que vivieron antes de la resurrección. Entremos en el reino de la auténtica vida espiritual en Cristo y empecemos a expresar esa vida a través nuestro ahora. La gloriosa vida que Dios tuvo en mente para nosotros es muchísimo superior que al del estado actual de la iglesia, pero debemos soltar lo viejo para entrar en lo nuevo.